jueves, 18 de septiembre de 2014

Cómo desarrollar la telequinesis

 
La telequinesis ha sido atacada con escepticismo y burla durante años. Por lo general, las personas no dejan que las ideas de este tipo de cosas entren a su mente simplemente porque no las han visto. A pesar de que no haya ninguna ciencia que respalde la telequinesis, muchas personas aún creen que es posible. Si tienes una mente abierta, este artículo es para ti.
 

Cosas que necesitarás:

  • Una bola de aluminio (papel de aluminio arrugado)
  • Una canica de cristal pequeña sobre un suelo de madera
  • Un charco de agua
  • Una pluma
  • Una bolsa de papas fritas
  • Una bombilla de bajo voltaje
  • Ese lápiz que miras fijamente cuando deberías estar usándolo
  • Una tapa de botella
 
Parte 1 de 3: Entrando en la zona

trabaja en tus abilidades de visualizacion



Uno de los principales ejercicios acerca de la telequinesis es la visualización, ya sea de ti mismo o de los objetos que te rodean. Estos ejercicios no garantizan resultados a menos que tengas las habilidades que los respalden, ¡así que empieza a visualizar! Al igual que en la meditación, verás los resultados en tu mente. Trázate el objetivo de emplearlos en la vida real.

    Empieza con la visualización de objetos pequeños. Observa cada detalle: tacto, olor, matices de color, incluso puedes degustar. Continúa hasta que puedas visualizar escenas enteras y a ti dentro de ellas.
 
 
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Medita.
 Cualquier persona con un amplio conocimiento en el mundo de la telequinesis te dirá que la esencia de la meditación es desarrollar tus habilidades sobrehumanas. Con el fin de canalizar tu energía en los objetos a tu alrededor, tu cerebro necesita estar 100% concentrado. No deben haber otros pensamientos que te alteren y te distraigan de los pensamientos que necesitas canalizar. La meditación es la manera más rápida de desarrollar esta habilidad.

    Hoy en día, hacer 50 cosas a la vez es prácticamente digno de una insignia de honor. Nuestras vidas se alborotan fervientemente con las cosas que necesitamos hacer; de hecho, hacemos malabares con tantos platos que si no dejas caer uno, lo estás haciendo mal. La meditación te permite escapar de esta forma moderna de vida y hace que todo desaparezca, permitiendo que tu destreza mental tome protagonismo. 
    
 
  
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    Abre tu mente.
    Al igual que la hipnosis, practicar la telequinesis con una mente cerrada y escéptica no garantiza resultados. Si piensas que no puedes, no podrás; esto es a lo que se resume. Así que ignora a todos esos detractores, ignora a la ciencia y da un 110%. Es posible que nada suceda, por su puesto, pero definitivamente no pasará nada si no dejas que pase.
    No hay espacio para la duda aquí. No puedes dudar de ti mismo o de la posibilidad de que algo suceda. Los pensamientos positivos crean más pensamientos positivos; los negativos funcionan de la misma manera. Un pensamiento negativo puede estimular mil veces más y convertirte en un escéptico. Cree en que puedes hacerlo, es sólo así como podrás.

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Sé paciente. 
Un “tiempo largo” en el mundo de la telequinesis, al menos cuando se trata de practicar, son años. No semanas, no meses; años. Es posible que tengas que practicar cientos y quizás miles de veces antes de que encuentres esa mezcla de energía mágica y eficaz. Nunca sabrás cuándo o dónde la encontrarás, simplemente tienes que esperarla.
        La recompensa en esto no será ninguna hasta que suceda, ese es el punto importante. A diferencia de perder peso o tocar una guitarra, no es algo en lo que puedas ver un progreso gradual en lo absoluto. Tendrás que practicar día tras día hasta que finalmente suceda algo. Es simplemente una cuestión de tener los recursos necesarios para llegar a ese punto.
  

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    Relájate. Si practicas la meditación, con suerte esto no será un problema. ¿Te imaginas tratando de canalizar tu energía y disipando el exceso de pensamientos cuando estás tenso sobre tu trabajo, relación o por lo que alguien dijo hoy en la escuela? Pues… no, es imposible. Así que relájate, déjalo ir. Para que esto funcione, tienes que estar completa y verdaderamente en este momento. Tu cerebro no puede estar en otro lugar.
        El yoga es otra manera de deshacerte de las tensiones de la vida cotidiana. Además de la meditación y el yoga (de hecho, los ejercicios en general), asegúrate de tener un poco de tiempo cada día para ti mismo. El simple hecho de tener entre 10 y 15 minutos para entrar a tu zona puede hacer el resto del día mucho más fácil.
     

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    Deja de lado la idea de que el sistema (el objeto) y el manipulador (tú) son diferentes, ya que ambos contienen la misma energía. Esta es la idea que constituye la base de la telequinesis: tú y el objeto son uno solo. Tienes que dejar de creer que cualquier otra cosa no es así. Tú sabes que la materia en el universo comenzó a partir de las estrellas y por lo tanto somos polvo estelar, ¿verdad? Pues, es exactamente eso. Puedes mover esa cuchara en frente tuyo ya que es una extensión natural de ti.

 
Parte 2 de 3: Practicando tus habilidades

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    Concéntrate en un objeto pequeño y nada más. La telequinesis se trata de mover las cosas a tu alrededor. Con el fin de canalizar tu energía natural en un objeto cercano, tendrás que concentrarte por completo. Es más fácil comenzar con objetos muy ligeros, como un fósforo o un lápiz pequeño. Mientras más alejadas estén las moléculas en el interior del sistema, más fácil será manipular el objeto. ¡Puedes intentar con las sillas más adelante!
        Trázate el objetivo de practicar estas sesiones dos veces al día durante una hora en total. Visualiza al objeto moviéndose. ¿A la derecha? ¿A la izquierda? ¿Rodando, moviéndose rápidamente, recibiendo un empujón o cayéndose? ¿Es todo el objeto el que se está moviendo o solamente una parte? Trata de ser lo más específico posible.
  

 
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    Haz bolas de energía. Esta es una bola de energía que puedes sentir, manipular y con el tiempo, hacer tareas complicadas. Con tus manos en la zona de tu estómago, siente la energía de tu núcleo. Mantén tus manos como si estuvieran formando una pelota. ¿Cuán grande es? ¿Es radiante? ¿De qué color es? Una vez que sea concreta, muévela alrededor y deja que tome su forma y tamaño.
        Con el tiempo, podrás usar esta bola para suministrar energía a otros objetos. De la misma manera en que una pelota de béisbol podría derribar un jarrón, tu bola de energía puede golpear objetos de la vida real afectándolos de la misma manera.

 
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    Trabaja con fuego. Además de trabajar con objetos pequeños, ¡trabaja con fuego! Enciende una vela y obsérvala brillar. Despeja tu mente y deja que la llama avive tus pensamientos. Mírala parpadear y moverse. Concentrándote en ella, muévela con tu energía. Muévela hacia la derecha, hacia la izquierda, agrándala, achícala, aviva su fuego, hazla más débil… ¡hazla tuya! ¿Se mueve como quieras que se mueva?
        De hecho, las llamas pueden ser un poco más fáciles de manipular, ya que son bolas de energía y no objetos pesados que puedan darte batalla. Haz este ejercicio cuando te sientas particularmente cansado como una especie de energizante telequinético.
   

 
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    Cambia de ejercicios. Debido a que estás dedicando mucho tiempo a esto (una hora todos los días, ¿verdad?), asegúrate de cambiar los ejercicios. No sabrás qué métodos funcionarán o no para ti hasta que los hayas intentado todos. Estas son algunas ideas:
        Prueba la técnica clásica de doblar la cuchara, ¡pero no uses la vajilla de porcelana de tu abuela! Sostenla en frente de ti en posición horizontal con las dos manos. La curva del mango debe estar apuntando hacia arriba. Céntrate en una bola de energía en tu núcleo, cada vez más caliente y brillante. Mueve la bola a través de tus brazos y dedos y verás que estos finalmente doblarán la cuchara como si fuera mantequilla. Haz esto cuando sientas que tu bola de energía esté en su punto más caliente.

 
        Consigue un objeto que ruede. Comienza dándole un ligero empujón, concentrándote en él mientras lo enfocas en la mesa. Cada día, dale empujones más ligeros aún concentrándote en él y manteniendo ese empujón.
 
   
        Usa una brújula. Debido a que es un objeto de libre flotación, algunos dicen que es más fácil trabajar con él (ignorando todos esos discursos de magnética). Puedes concentrarte en la brújula con tus ojos abiertos o con tus ojos cerrados y mover tu mano sobre ella en la dirección en la que desees moverla. Por supuesto, si tus ojos están cerrados, necesitarás a alguien más (o una cámara) que te monitoree.
    
  
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    Intenta hacer una proyección astral. ¿Conoces las experiencias fuera del cuerpo u OBEs? Esa es la proyección astral, en donde tu “alma” deja tu cuerpo y se aventura en el plano astral. Se requiere un profundo estado de hipnosis y entrar en un estado de “vibración”. Asimismo, debes tener una mente seria sobre el tema para mover tu alma de tu cuerpo al mundo que te rodea.
        Esto es algo extremadamente difícil de hacer. Con el fin de no sentirte frustrado, empieza desde abajo. Intenta mover un brazo o una pierna y trata de sentir una experiencia fuera de tus extremidades. Luego, puedes hacerlo con todo tu ser, paseando a través de las habitaciones y en cualquier lugar. Incluso si es aterrador, relájate y regresa a tu cuerpo.
   

 
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    Detente cuando te sientas mental y físicamente cansado. No continúes hasta que tu fatiga regrese a un nivel normal. Es como dar un examen cuando has tenido dos horas de sueño, 15 Red Bulls y la persona detrás de ti continua mascando goma de mascar. En otras palabras, no lo harás bien. De hecho, tus resultados serán mejores más adelante si simplemente descansas. ¡Escucha a tu cuerpo y mente!

 
Parte 3 de 3: Entendiendo la ciencia

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    Ten en cuenta cómo la telequinesis puede ayudar y cómo es posible. La energía se puede definir como “la capacidad para trabajar”, lo cual es cualquier cambio en el estado o movimiento de una materia. Hay energía fluyendo constantemente a través de nuestro cuerpo, la misma energía que nos mantiene moviéndonos, respirando y simplemente trabajando. Nosotros obtenemos la energía de las comidas, las cuales se miden en calorías y se conocen como energía química. En las células musculares, sólo alrededor del 40% de la energía química en realidad se usa para el trabajo mecánico. La energía química liberada por la respiración celular se convierte en energía cinética en los músculos. Sin embargo, en lugar de usar la energía cinética física para mover esas cosas, debemos usar la energía química ya almacenada en el cuerpo. Si bien no podemos ver esa energía (a simple vista), está presente.
        La primera ley de la termodinámica establece que la energía no se puede crear ni destruir, pero sí se puede transferir o cambiar de una forma a otra. La energía de cualquier sistema y su entorno es constante. Es posible que un sistema absorba energía de su entorno o renuncie a una parte de ella, pero el contenido total de energía de ese sistema siempre será el mismo.
            La telequinesis no es magia, aunque probablemente se haya confundido como tal durante miles de años. La telequinesis es en realidad la simple transferencia de energía de un cuerpo (el entorno) a un objeto afuera del cuerpo (el sistema).
 

 
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    Reconoce y siente la energía que fluye a través de tu cuerpo. Dado que el principio fundamental de esta idea es que tú y el objeto son uno solo, es importante que sientas cómo esa conexión fluye a través de tu cuerpo. Estos son dos ejercicios para trabajar en el reconocimiento del enlace:
        Ejercicio 1: flexiona cada músculo en uno de tus brazos durante diez segundos, incluyendo tu puño. Después de que esos diez segundos hayan transcurrido, relaja tu brazo por completo y estudia la sensación de calor pasando por él. Es posible que sientas el calor en latidos o casi como una sensación eléctrica. Esa sensación después de que el músculo se haya contraído es esa energía. Ser capaz de controlar eso sin el desencadenante inicial de mover tus músculos es lo que quieres obtener. Una vez que tengas el control sobre esto, debes ser capaz de mantener las emisiones de energía controladas y no dejar que “estalle”.
   

        Ejercicio 2: busca un área ideal, acondicionada y fría. Relaja tu cuerpo por completo, tanto que puedas sentarte (o acostarte) sin que el vello de tu cuerpo se levante. Mientras más tiempo practiques controlar la energía que naturalmente quiere calentarte y evitar que te congeles, mayor será tu control en la cantidad de energía que usas en cosas inútiles. Con el tiempo, serás capaz de enviar la energía a través de tu cuerpo a cualquier parte de él (un brazo o una pierna, una mano, el pecho, etc.) a tu voluntad.
   

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    Ten muy claro cómo deseas manipular el sistema. Decide si deseas tirar, empujar o girar el sistema. Cada opción tiene un método diferente que una tratando de cambiar el estado o hacer levitar el sistema.
        Tirar el sistema es simple, ya que sabes la dirección de la energía.
        La levitación es extremadamente difícil, ya que hay que reducir la inercia del sistema para que sea lo suficientemente ligero y el electromagnetismo del sistema y sus alrededores reaccionen.
   
        Cambiar el estado del sistema requiere un cambiar la cantidad total de energía cinética en el sistema (la cual comúnmente conocemos como calor). La cantidad de energía térmica equivale a una caloría (4.184 joules), la cual es igual a la cantidad de calor que se requiere para elevar la temperatura de un mililitro de agua a un grado centígrado. Sin embargo, otras sustancias comunes como el metal o el vidrio tienen valores mucho más bajos de calor específico. Ahora puedes ver por qué cambiar el estado de un objeto es algo difícil que la mente haga.
   

 
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    Concentra esa energía y dirígela hacia el sistema. ¿Cómo elijes hacer esto? Bueno, esto depende de ti. Recuerda que los métodos funcionan diferente para cada persona, así como las diferentes maneras de pensar. Primero, intenta con sentir el sistema y prestar atención a su peso ¿Cuánta energía se necesita para moverlo físicamente? Luego, trata de igualar esto con la energía que sientes en tu cuerpo cuando no lo estás tocando.
        Recuerda que se necesita un flujo continuo de energía. Una vez que empieces a cambiar el sistema, debes mantener esa energía concentrada en él o de lo contrario volverá a su estado primario. Esta es la primera ley de Newton: lo que está en reposo, se queda en reposo (¡a menos que una fuerza (tú) actúe sobre él!).


Advertencias

    Concentrarte durante largos periodos de tiempo puede ser agotador en tu sistema y es posible que provoque dolores de cabeza leves de vez en cuando. Si bien esto no es grave, estos dolores de cabeza son una señal de que necesitas descansar.
    El talento telequinético más fuerte (supuestamente) registrado en la historia fue un ama de casa rusa llamada Nina Kulagina. Ella incluso podía hacer que los objetos rueden y cambien, en lugar de solamente hacer que leviten. Sin embargo, hoy en día muchos ilusionistas pueden imitar las habilidades de Kulagina. Su “capacidad” todavía se discute, pero las investigaciones futuras nos darán la respuesta correcta.

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